Nuestros estudiantes vivieron una experiencia única en su viaje a Cuba y México, donde combinaron momentos de aprendizaje, convivencia y disfrute.
En La Habana, conocieron su historia y cultura, recorrieron lugares emblemáticos, participaron en actividades artísticas y compartieron encuentros con jóvenes locales.
En México, visitaron las ruinas de Tulum, nadaron en un cenote, disfrutaron de la playa y siguieron fortaleciendo los lazos del grupo.
Una experiencia enriquecedora, llena de descubrimientos y emociones que sin duda quedará en su memoria.
Les compartimos las palabras de Felo, Santi y Nacho, alumnos de la generación, sobre lo que representó este viaje para ellos.
«Un poco de lo vivido en estos días
Que locura pensar que, desde que arrancó el año, estuve esperando y hablando casi todos los días sobre este viaje.
Sobre lo increíble que iba a ser y lo bien que la íbamos a pasar. Y, por más que lo haya hablado miles de veces y lo haya esperado por tanto tiempo, hoy, que ya terminó, me doy cuenta de que lo que viví en estos 10 días fue mil veces mejor que todas las ideas que me había hecho.
Gracias a todos los que fueron parte de este viaje, gracias a los más cercanos y a los no tanto, porque, cercanos o no, igual fueron parte del mejor viaje de mi vida y siempre los voy a recordar.
Gracias Cuba. Gracias México.»
«No me dan las palabras para describir lo que fue esta experiencia increíble. Un viaje que sin dudarlo fue el mejor de mi vida, no solo por lo vivido, si no por todos los años de proceso que me llevaron a estar ahí. Estoy completamente agradecido con cada una de las personas que formaron parte de este hermoso grupo, pero sobre todo agradecido con mis amigos, que son quienes me hicieron vivir y disfrutar esta experiencia al 100%. Aunque me pone triste pensar que el viaje terminó y que cada vez queda menos para cerrar esta etapa. No hay manera de no estar feliz sabiendo que termino acompañado de las mejores personas.»
«Arde mi corazón del fulgor experimentado en estos 10 días.
Desde el calor fogoso y abrasador de La Habana, hasta Playa del Carmen y sus calientes aguas.
Muchas gracias a todos los participantes de semejante viaje, a mis amigos y amigas, quienes depositaron toda su energía en el disfrute, creando un remolino de amor y de goce. Me quedo con los inolvidables momentos, tatuajes de la mente que van a quedar ahí para siempre, el crecimiento personal que sucede al empaparse de otras culturas, y la hermosa sensación de sentirse ajeno pero a la vez querido por la gente local.
Nuevamente gracias a todos por el amor y el cariño, y por haber hecho de este viaje uno de los mejores de mi vida.»