El trabajo de psicomotricidad en el Colegio y Liceo Latinoamericano está dirigido a los niños y niñas del nivel Inicial y de 1er año de Primaria.
Contamos con un equipo de psicomotricistas que trabaja en conjunto con las psicólogas de cada clase, el equipo pedagógico y la Dirección, en diálogo constante con las familias, para acompañar el proceso de cada niño y niña.
Entendemos que la psicomotricidad cumple un rol fundamental en esta etapa, ya que permite atender con especificidad el desarrollo psicomotor y el proceso de construcción corporal de cada estudiante. Para ello, disponemos de una sala especialmente diseñada para los encuentros semanales, que facilita la observación directa y el intercambio con los distintos referentes de los niños y niñas. Esto nos permite ofrecer un acompañamiento cercano y personalizado, orientado a promover un desarrollo armónico.
Les compartimos algunos de los rituales que se practican en cada encuentro:
Cada niño y niña se presenta y comparte algo que desee contarle al grupo. Este momento favorece el desarrollo de la capacidad de expresarse de forma clara, coherente y sintética. También se trabaja la identificación de emociones, la toma de decisiones, el respeto por los turnos y por la opinión de los demás. Estos aspectos fortalecen los vínculos y contribuyen al desarrollo emocional y relacional.
A continuación, se acuerdan y recuerdan las “reglas” del espacio, como el cuidado del cuerpo propio y ajeno, de los materiales y de las construcciones realizadas durante el juego. Este ritual prepara a los niños y niñas para lo que va a suceder y garantiza un entorno seguro para la expresión y el crecimiento.
Durante el juego, los niños y niñas enfrentan desafíos, resuelven desacuerdos, identifican emociones y aprenden a regularlas con el acompañamiento de la psicomotricista. También asumen las consecuencias de sus decisiones, fortalecen su capacidad de escucha, interpretación y comunicación, y afirman su singularidad en diálogo con un entorno diverso.
Este momento brinda información valiosa al equipo, que permite acompañar mejor el desarrollo de cada niño o niña y orientar el trabajo hacia los objetivos de la práctica. Al acercarse el final del juego, se anticipa el cierre para facilitar la transición. Colaborar en la organización y el orden del espacio implica asumir responsabilidades y cerrar simbólicamente la experiencia grupal.
Este ritual va más allá de cerrar la actividad: es un momento simbólico, afectivo y estructurador que ayuda a los niños y niñas a transitar del juego y el movimiento hacia la rutina escolar. Fortalece los vínculos, el sentido de pertenencia y permite procesar la vivencia corporal, emocional y vincular.
Cada grupo tiene su propio ritual, según sus características y necesidades. Algunos ejemplos son: canciones de despedida, juegos de rimas y gestos, lectura de cuentos, dinámicas de respiración y relajación, producción de dibujos, entre otros. Todo esto contribuye a elaborar lo vivido y a recuperar la calma para continuar el día.
Si bien el colegio siempre ha puesto un fuerte énfasis en la psicomotricidad en el nivel Inicial, este año Primaria incorporó esta práctica en 1er año, permitiendo así dar continuidad al proceso iniciado desde los primeros años. Esta extensión representa una valiosa oportunidad para seguir consolidando aprendizajes y aspectos fundamentales en esta etapa del desarrollo.
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